¿La Soja es Peronista?

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Estas son cifras de la FAO(ONU) y resultan impresionantes, porque muestran el modo en que la Argentina se transformó abruptamente en un país agroexportador de commodities. Las cifras exponen asimismo la mentira de que la soja sea peronista, ya que a la muerte de Perón no se producía siquiera medio millón de toneladas y ahora rebasamos los sesenta millones de Toneladas. Deberíamos tener en cuenta, asimismo, que buena parte de la soja que producen Paraguay y Uruguay son, en realidad, soja producida en la Argentina que sale de contrabando en barcazas de bandera paraguaya o que se deriva directamente al Puerto de Nueva Palmira en la vecina Uruguay. Este es el país en que luego de la dictadura militar, o acaso durante ella, se instaló el modelo de los agronegocios y en que todo se supeditó a ello, desde la soja transgénica a los pooles de siembra, desde los agrotóxicos a las insensatas consignas actuales de la Vía Campesina, de disputarle los transgénicos a las corporaciones y hacer transgénicos nacionales para todos y todas... A decir del ingeniero Adolfo Boy, nuestro compañero del GRR, ya fallecido: ... "La soja hizo la reforma agraria en el campo argentino aunque no haya sido exactamente la que la izquierda pretendía. ¿Quién sino la soja logró materializar aquella consigna belicosa de la izquierda que nos proponía DESALAMBRAR? Resulta interesante ir comparando las cifras de producción de soja en China, porque resulta evidente que China deja de hacer soja o acaso disminuye su producción, para que países como la Argentina o Brasil la produzcan para las necesidades chinas. Recordemos que muchas veces hemos citado la experiencia de observadores que en aquellos años 90 comprobaron los suelos lunares que la soja había dejado en China y nos transmitieron la voluntad manifiesta de que fuésemos nosotros quienes repitiésemos esa penosa experiencia. Hoy, el grueso de los suelos agrícolas argentinos se dedica a la soja, sin embargo pareciera que la clase dirigente y los intelectuales han incorporado tanto ese modelo como presupuesto invisibilizado o como política de Estado, que ya no se lo tiene en cuenta cuando se analizan los problemas que debemos enfrentar. Nos preguntamos ¿Cómo debatir sobre la hidrovía sin hablar de la soja? ¿Qué necesidad tendríamos de convertir al Río Paraná en una vía navegable para los nuevos buques chinos de dimensiones gigantescas, si no fuese por la soja? ¿Por qué deberíamos tener más de diez millones de argentinos subsidiados por los planes sociales, si no fuese por la soja? ¿Por qué estarían los punteros de la vía campesina usurpando tierras a minifundistas en Santiago del Estero si no fuera que se aspira a participar en el negocio de la sojización? Parece tan razonable lo que decimos, tan razonable y tan evidente, y sin embargo el análisis político generalizado no lo reconoce. ¿Será que no queremos verlo?
Cada intendente del Gran Buenos Aires invierte los dineros municipales en toneladas de milanesas de soja, para que los pobres satisfagan su hambre y para que sus mentes se atonten y la voluntad de lucha se les anule. Por lo demás, la soja está en todo lo que comemos, el grueso de lo cual puede considerarse comida chatarra. Esta es la Argentina de hoy que alguna vez fuera "el granero del mundo"... Quizá lo único que se salve de la commoditización sea la cuota Hilton, un pequeño testimonio muy chiquito de lo que podría hacer la Argentina si se hubiese cumplimentado la Carta Ambiental de Perón del año 1972. // Jorge . E. Rulli