martes, 23 de marzo de 2021

Editorial de Jorge Rulli

Hemos venido anticipando en esta página que los agronegocios se predisponen a ir más allá de la actual gobernanza neoliberal que han impuesto como sistema de gobierno, para intentar un proyecto de país a su medida y a sus intereses. Ellos son una clase dirigente que no es clase dominante, ni tiene contestación ni rebeldía porque dispone del amplio consenso que le brindan los movimientos sociales. Esto implica una estrecha y decisiva alianza de los multimillonarios que disponen de más de 30 millones de hectáreas de monocultivos de soja transgénica con las dirigencias de los excluidos y de los desplazados por el sistema. Resulta una experiencia inédita cuyos posibles frutos amargos provocan pavor e indignación. Estamos al borde de que resulte sepultado el proyecto que Perón nos legara y junto con el imaginario de una Argentina productiva se modifique para siempre el rol de la central obrera junto a sus historias y sus tradiciones. Que nadie pretenda ver en estas definiciones una defensa de esta burocracia que ha devenido en grandes empresarios y que tienen por cabeza a un hombre del aparato comunista como Daer. No podemos dejar de comprender los buenos propósitos que expresa Francisco cuando nos dice:..." “Los Movimientos Populares pueden representar una fuente de energía moral, para revitalizar nuestras democracias, cada vez más claudicantes, amenazadas y puestas en la mesa de discusión”...
Pero resulta evidente que al menos en relación a la Argentina ese grado de candidez y de retórica es absolutamente inaceptable al menos en el nivel de poder en que lo expresa el Papa. Lo que tenemos por delante es la continuidad histórica de un proyecto de neocolonialidad en que nuestro país se reconfigura en las producciones primarias de exportación, en las cooperativas truchas subvencionadas por el Estado, el asistencialismo generalizado y destructor de toda autoestima, la manipulación obscena de la pobreza extrema, el narco y la corrupción del Estado botín por parte de una dirigencia parasitaria. Una clase dirigente se transforma en dominante cuando pierde consenso y cuando se multiplica la disidencia y la rebeldía.
Los movimientos sociales que dialogan con Grobocopatel, o que lo llaman "compañero", garantizan la funcionalidad absoluta de las simulaciones al modelo impuesto y a su nueva oligarquía plutocrática de empresarios transnacionales. Los agronegocios se han naturalizado de tal manera que el ministerio se denomina de Agroindustria y son los personeros de los agroexportadores y de las corporaciones biotecnológica los que respaldan las políticas" agroecológicas", una farsa más totalmente funcional al modelo y que el ministerio de Medio Ambiente aconseja desarrollar en esa estrecha periferia de los pueblos en que se recomienda alejar a los fumigadores de agrotóxicos para asegurar tres principios importantes al nuevo imaginario: ... que se vive solo en los pueblos y no en el campo, que los sojeros están incorporando las llamadas "buenas prácticas" agrícolas y por último, que gracias a la agricultura industrial y al respaldo del INTA, los pueblerinos pueden disfrutar de verduras supuestamente sin contaminantes...
Veníamos exponiendo documentales de la Fábrica nacional de aviones de Córdoba y de las proezas tecnológicas que se alcanzaron sesenta años atrás. Teníamos la esperanza de revitalizar el imaginario de una Argentina productiva industrial sustentable y con cultivos variados que aseguraran la alimentación de nuestro pueblo. En cambio, lo que esta trama sinárquica se propone ahora, pretende dar por tierra con estos sueños, y mientras se propone en el relato revitalizar nuestra democracia con la energía moral de los movimientos sociales, es público y notorio que en la Argentina desaparece paulatinamente la vida política y que transitamos de la democracia a una patética autocracia. Lo que está ocurriendo en la Argentina es una tragedia colosal, una disrupción de la historia hacia la barbarie, hacia la tribalización y hacia una miseria sin fondo y sin esperanzas. Que los cómplices sociales del Agronegocio, que los mismos que firmaron una coexistencia patética con los grandes sojeros en Añatuya, que aquellos que han aprendido a reciclar y reproducir los conflictos sociales para transformarlos en enormes negocios, se sienten ahora en la conducción de la central obrera, sería un paso decisivo y sin retorno para toda esperanza de recuperar, alguna vez, una Argentina justa, libre y soberana. // Jorge. E. Rulli

Charla con Andrés Carrasco en Horizonte Sur - Junio de 2013

https://www.youtube.com/watch?v=I6K5tSqRhiU